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Todo es falso en la JEP, hasta su nombre. Por : Eduardo Mackenzie

 

la-jep-6La JEP no es una “jurisdicción” y mucho menos una “justicia” que va a establecer “la paz”. Es una creación monstruosa, un organismo sucio, abyecto, un cáncer que se expande por todo el cuerpo social colombiano. Es un invento subversivo nunca visto antes en el mundo civilizado. Es un cenáculo dedicado a una sola tarea: “implementar” como ellos dicen, y perpetuar la impunidad para los criminales más grandes del país: los jefes de las FARC.

La JEP es un organismo ilegal e ilegítimo que debe ser derribado, de hecho y de derecho, por la parte sana que le queda a Colombia. Cada día que pasa la humillación de Colombia es peor. La JEP sigue en pie y no solo logra eso, seguir en pie, sino que está actuando a su antojo e imprimiéndole al conjunto de la administración de justicia una orientación odiosa: quiere que toda la justicia termine a sus pies. Para eso comenzó fijándose una prioridad: bloquear definitivamente el recurso de la extradición de narcotraficantes, uno de los mejores instrumentos jurídicos que tenía Colombia para combatir el crimen multinacional. Lo que hace la JEP en beneficio de alias Santrich no tiene nombre. Y lo que piensa hacer con otros de su mismo rango, de las FARC, del ELN y del EPL, dentro de unos meses, no tiene nombre.

La JEP abolió de hecho la extradición de narcotraficantes reclamados legalmente por los sistemas de justicia de países que han pactado con Colombia la extradición de criminales que actúan contra naciones amigas de Colombia.

La JEP es una afrenta para todo el país. Cada día se le descubren cosas inauditas. Ese organismo, por ejemplo, espera ahora que el presupuesto nacional (el ministerio de Hacienda) le pague no solo su costoso funcionamiento actual paralelo (locales, nómina, material técnico) sino que quiere que lo dote, además, para cubrirse de la majestad que no tiene, de uno o varios palacios faraónicos gracias al concurso de una pesada nómina paralela que pagará los servicios de arquitectos, urbanistas, decoradores, escultores, luminotécnicos, y otras profesiones.

También acaba de ser descubierto por la prensa que la JEP, gracias a una cláusula de ley de financiamiento del gobierno de Iván Duque, podrá contratar personal sin límite alguno, lo que duplicó la cólera ciudadana generada por el escándalo de la nómina paralela. Colombia no logra salir de la condición humillante de país que tiene una parte del Estado viciada por narco intereses y por cuenta de la existencia de la JEP y de los pactos de La Habana, a pesar de que el gobierno de Iván Duque haya sido elegido democráticamente. Mientras este gobierno, que fue elegido, precisamente, para salvar al país de tal gangrena, no emprenda con determinación lo que tiene que hacer para limpiar esos establos Colombia será un país-problema, un país enfermo, sin paz ni fraternidad efectiva, dotado de un sistema en el que coinciden, en perpetua batalla, la honradez y la putrefacción.

 

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