COSTA NOTICIAS

Qué tiempos aquellos! Por: Julio Bahamon

Por la doctora Cielo Ortiz Serrato solo tengo una alta estima, respeto y reconocimiento personal.

Cuando manifesté, en mi nota de antier, que el gobernador Villalba había recurrido, como estrategia política de última hora, a designarla como nueva gerente de Infihuila, la mencioné porque la doctora Ortiz fue directora de la campaña a la Gobernación del doctor Rodrigo Armando Lara Sánchez hace dos años. El doctor Lara no ganó, pero mi reclamo se basa en el hecho de que el partido Centro Democrático, por solicitud de su director y fundador, Álvaro Uribe Vélez, lo apoyó en esa aspiración.

Simultáneamente al debate para la Gobernación, se llevó a cabo el de la Asamblea del Huila. Nuestro partido, el Centro Democrático, por voluntad del doctor Uribe, presentó una lista que encabezó la doctora Tatiana Solano, quien a la postre resultó electa, pero no pudo ocupar la curul porque el médico Lara Sánchez —que obtuvo el segundo lugar— se acogió a la ley de oposición y resolvió ocupar el escaño que le pertenecía a la doctora Solano.

Entonces, son dos episodios alrededor de su llegada a la Asamblea que me permiten estar en absoluto desacuerdo con la decisión del doctor Lara de acudir a un cargo público en un gobierno al que, se supone, debería estar ejerciéndole oposición desde la Asamblea. Sin embargo, le resultó más fácil pactar una cuota burocrática para su exjefa de campaña que cumplir su compromiso de liderar la oposición a un gobierno petrista.

Paso a recordar a los lectores lo que fue la prístina conducta —y lo que decía su padre, Rodrigo Lara Bonilla— en tiempos aciagos, al lado del inmolado profesor de Derecho Constitucional y condiscípulo de especialización en la Universidad de París, el magistrado y amigo personal Manuel Gaona Cruz: “Mis enemigos quieren evitar que haga lo que tengo que hacer.”

El profesor Gaona y un grupo de colegas suyos, externadistas, demandaron las reformas a la Constitución de 1979. La demanda surtió efecto y se acogieron las tesis de los ilustres abogados. Entonces, el ministro de Justicia de la época quiso que el magistrado Gaona se declarara impedido para intervenir en el debate. Su compañero y amigo, el senador Rodrigo Lara Bonilla, lo defendió con altivez en la plenaria de la corporación.

Sin embargo, esa noche, el doctor Gaona manifestó estar dispuesto a renunciar a la magistratura; pero, ante las palabras de Lara Bonilla, así como los consejos y recomendaciones del profesor Jaime Vidal Perdomo, cambió su decisión y aceptó quedarse en la Corte.

¡Qué carácter, y qué tiempos aquellos!

Comparte esta entrada:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.

Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit, sed do eiusmod tempor incididunt ut labore et dolore
Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit, sed do eiusmod tempor incididunt ut labore et dolore