La política de paz total, esa que pretende impulsar el presidente Petro, es un disfraz en homenaje a la utopía, y la está confeccionando especialmente, como para hacerle burla a la ley, con maquillajes de esperanzas que pretende sean festejables y bailables en todo el país. Presidente: Ningún delincuente, por una gabela de paz confeccionada en encajes y lentejuelas de colores, motivaría a un delincuente por voluntad propia, a que se le amputen las manos, y menos, si proviene la sugerencia de usted que está en las mismas circunstancias, por lo que, si es para honrar el honor a la palabra, ya se las debería haber cortado hace rato, para dar el ejemplo. Pero, no lo hizo, porque tuvo la escuela nefasta de Pablo Escobar en sus inicios de juventud, y de Santos el siniestro, que le enseñaron que engañando al PRÓJIMO, se tiene éxito, y si se hace con frecuencia, adquiere la habilidad y la maestría de un buen manipulador populista. Por ello, usted señor Petro, es PRESIDENTE de Colombia, nos manipulo a todos, y con esa estrategia, entrampó a Duque y lo dejó de como un arlequín Danssa boutique, que se llevó en su tienda de ocurrencias,  tristezas, y pobrezas, en pintas de colores.

Dicen que, en algún lugar del mundo, al mentiroso, le cortan la lengua, y al ladrón las dos manos. Si eso se aplicara en la clase política de Colombia, sería el país de los mudos y los mochos.

Vayamos directamente al Clan del Golfo, que es la más letal de las organizaciones, y de las mejores conectadas internacionalmente, que no da puntada sin dedal, porque tiene vínculos de amistad y sociedad, con los que nadie se imagina, cercanísimos al estado y cercanos a otros estados que son amigos. Además, Petro, les tiene terror, y por algo Francia, está a 4.700 millas de USA. ¡Tú sabes!

Si el Clan del Golfo negociara directamente con una justicia pura, especial, conformada de CONJUECES transitorios, apolíticos, prestantes, no como la llamada JEP, que sirve de puente por desgracia para protocolizar la impunidad, otro gallo cantaría, y vientos de tranquilidad soplarían para la realización de un proceso de paz, un buen proceso. Para estos casos especiales, el pueblo juega un papel importante como vocero democrático de sus angustias y temores.

Que tal un alto tribunal de conjueces, conformado por prestigiosas figuras de talla moral, en la que participen los más destacados de las fuerzas armadas, hombres de letras, jerarcas de las iglesias, empresarios serios, que, entre todos, busquen salidas equitativas razonables, no inclinadas a una ideología política, inclusive con vedaría internacional, les aseguro que el Clan del Golfo como las otras organizaciones se someterían a la ley, y depondrían sus acciones bélicas, sabidos que se les haría una justicia limpia, justa y acorde, sin traiciones, ni trampas en el camino.

Pero en las actuales circunstancias, que según se dice, tiene el mandatario intereses encontrados con  profundas simpatías que están diseminadas entre las diversas ramas de la criminalidad. Por ello, nada garantiza una posición equitativa, justa e imparcial, en que se aplique la ley con equilibrio. Pero como hoy estamos, en un limbo, sin brújula, es imposible ver claridad en el horizonte, porque brotan las competencias delincuenciales entre los diferentes frentes  del país, y la posición presidencial comienza a jugar en la cuerda floja, con el bueno y con el malo, lo que  provoca un círculo vicioso, engañoso, y por eso, ni el Clan del Golfo, ni el ELN ni ninguno, confía en sus propuestas, y todo será una pérdida de tiempo y atraso para el país. Mientras, se improvisa con propuestas exóticas, para proteger los medios ambientales. Y se dicen cosas tan absurdas, asomado a una ventana del palacio, al estilo papal, que disparan el dólar y devalúan el peso, incitan a la confrontación, al oído y a la guerra.

El desmantelamiento de las fuerzas armadas, y policiales fue el aperitivo para darles confianza a la delincuencia. Eso es una vergüenza. En mi concepto, ese mal paso, es una afilada cuchilla para la propia garganta del presidente. No debió jamás tocar la institución militar y policial y menos humillarla ante la clase delincuente. Ese proceder ahonda las diferencias. Por ello, nadie le cree al señor presidente.

La Mitomanía, es tan peligrosa, como la cleptomanía, porque nos hurtan la verdad. PRESIDENTE. ¿El mismo diablo que fabrica las hostias, no puede ser, el que promueve la paz integral? Eso no se lo cree ningún clan, ni el mismo demonio. ¡Qué maravilla! La sumatoria de engaños que vienen del gobierno de Santos y ahora con usted señor Petro, le enseñaron a Colombia que podemos convertirnos en un sociedad emprendedores, en que, le podemos poner la competencia a INDUMIL, por la cantidad de Pistolas que nos hicieron con solo tres dedos de la mano que sumados por 30 millones de habitantes engañados, es  todo un arsenal de mentiras estratégicas, que disparan solo balas de fogueo convertidas en mentiras, que al no creerle, también le haremos pistolas. Esas son las que vamos a emplear con usted.

El interés del PACTO, por impulsar una paz integral, es una especie de orquesta gubernamental dirigida por el director Osuna, desafinado en todo, que hasta de cubito prono mueve su batuta o palillo, para conducir el registro de notas de su apasionado pentagrama e interpretar los gemidos   en permanentemente están en disonancias, que, entre el mito y el incesto, ya se pueden imaginar la estruendosa melodía a ritmo de puro machetazo. Acompasará y pondrá a bailar a la misma ley, a la que le será difícil afinarse, porque el ruido infernal, que su moral oprime. -PROPUESTA de punta de lanza.

Para que Colombia, tenga un cambio viable, positivo, debe ser estructural, para lo cual deben desaparecer, el 90 % de la clase política existente, que está corrupta. Hay que erradicar las mentalidades petristas, santistas, samperistas, roystas, benedetistas, ivanocepedistas, que son los virus contaminantes que siguen imponiendo el defecto, con las mismas viejas estructuras, con vicios asociados a estas, con materiales de colores diferentes. Petro, se volvió abusivo, y dictador.  No nos engañemos.

Toronto Canadá

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