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¿Lapsus, ignorancia o manipulación? Por: Eduardo Mackenzie

¿Gustavo Petro no sabe dónde nació Gabriel García Márquez? Este 24 de diciembre, en un acto político en Zipaquirá en donde presidió una novena de navidad, el jefe de Estado divagó sobre el nuevo salario mínimo y comentó que el célebre escritor había hecho estudios de bachillerato en Zipaquirá. Al llegar a ese tema, el presidente afirmó que el premio Nobel de Literatura de 1982 “nació en Sucre”, departamento de Bolívar, cuando en realidad había nacido en Aracataca, departamento del Magdalena, en 1927.

La prensa y las redes sociales comentaron el dislate de Petro, pero lo disculparon: no lo vieron como un error sino como un traspié oratorio. Se trata, dijeron varios periódicos, de un “lapsus”.

Según los lingüistas la palabra lapsus viene del latín lapsys (desliz). Habría pues dos tipos de lapsus, el lapsus linguae (al escribir) y lapsus calami (cuando el sujeto hablante substituye un término correcto por otro).

Sigmund Freud consideraba que esos lapsus son algo más que disparates o equivocaciones: serían variaciones o reflejos de actos fallidos es decir la revelación de un deseo o de un pensamiento secreto censurado o refluido por el inconsciente.  En su obra Psicopatología de la vida cotidiana Freud dice que los olvidos, los errores verbales, los gestos omitidos, la superstición, son lapsus que sirven de “ventanas hacia el inconsciente”.

No digamos más. Sólo un detalle: cuando Petro juega con la verdad la prensa atenúa el alcance de esa maniobra apelando a la palabra “lapsus” o al concepto de “diagnóstico sesgado”, como al gemir que le quieren dar un “golpe blando”. O cuando él mismo se describe como un “emancipador”. ¿Dónde nació Gustavo Petro? Sobre eso él ha sido, como en lo demás, críptico. Un día, en junio de 2022, dijo: “Estamos en mi pueblo, Ciénaga de Oro, y ad-portas de que Córdoba tenga el primer presidente de la República de su historia”. Y convenció de eso al mismo jefe de debate de su campaña, Alfonso Prada, quien repetía fielmente: “Gustavo Petro sí nació en Ciénaga de Oro”. No era cierto. No fue un lapsus sino una pirueta para cazar votos. Días después, Petro tuvo que admitir: “Yo nací el 19 de abril de 1960, en Zipaquirá”. La revista Semana comprobó, gracias a la Registraduría del Estado Civil, que Gustavo Petro Urrego había nacido en Zipaquirá, Cundinamarca, el 19 de abril de 1960.

Hablaron de “lapsus” cuando Petro dijo que Jesucristo era “palestino”. Invocaron eso del “diagnóstico sesgado”, cuando Petro definió al expresidente Turbay Ayala como “uno de los grandes capos del narcotráfico en Colombia”. También hablaron de “lapsus” cuando, en tono erudito, dijo: “Es así como se recompusieron los Estados Unidos, que se llaman así porque antes estaban separados y se mataban entre sí”. Y cuando, en un discurso en San Onofre, Sucre, amenazó con el caos más completo si los colombianos no lo dejan apagar la producción para evitar el fin del mundo, Petro confundió el término Armagedón, la batalla final entre el cielo y la tierra descrita en el Apocalipsis, con Agamenón el héroe griego.

Pero los artificios oratorios de Petro no siempre, por fortuna, impresionan. El 20 de julio de 2023, ante el Congreso de la República, Petro lanzó esta enormidad: “Se está acabando la guerra entre Estado e insurgencia”. ¿Un nuevo “diagnóstico sesgado”? No. Un colombiano anónimo, no sé si era un parlamentario o alguien de las barras, seguido después por otros, se atrevió a replicarle: “Usted es un mentiroso”. A veces la Vox Populi es más fuerte y luminosa que el más tenaz de los demagogos.

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