COSTA NOTICIAS

La credulidad que le abre puertas al sectarismo. Por: Eduardo Mackenzie

Los efectos confusionistas de la extraña encuesta de Invamer más reciente, intitulada “Colombia Opina #9”, mediatizada el pasado 30 de noviembre, ya son visibles. Los que quieren que Colombia olvide el fenómeno socio-electoral del uribismo como fuerte corriente política de alcance nacional, repiten como cotorras los guarismos dados por Invamer, como si la citada encuesta no tuviera defectos y fuera una fotografía exacta del campo político colombiano.

Sin embargo, una encuesta no es el retrato de nada. En este caso, las cifras colgadas a muchos líderes políticos y de opinión confirmados, como, por ejemplo, las precandidatas del Centro Democrático, son asombrosamente bajas. Un ejemplo: aún antes de ser la candidata oficial del CD, la senadora María Fernanda Cabal, según otra firma encuestadora, está en mejor posición de favorabilidad que otras personas que ya lo son. Sin embargo, Invamer le dio prácticamente la espalda a ese hecho.

Otro sector, adversario del anterior, pretende que el juego electoral presidencial de 2026, es decir la segunda vuelta de abril o mayo próximo, ya está definido. Creen que Invamer descubrió que, aunque la campaña electoral no ha comenzado realmente, ya quedan únicamente dos contendores verdaderos, el abogado independiente Abelardo de la Espriella y el senador comunista Iván Cepeda, que Invamer sube a un pedestal inmerecido y presenta como el ganador sin par de la encuesta.

Un tercer sector, que busca una salida de izquierda “santista”, disfrazada de “centrismo” y de recambio para que nada cambie respecto del petrismo, en caso de que Iván Cepeda termine rezagado, también acoge como verdad revelada las cifras de Invamer. Quieren hacer creer que Darío Fajardo sería la solución puesto que tanto el CD como el petrismo saldrían “desgastados” de la contienda entre ellos, mientras que un líder “centrista” de perfil ambiguo es lo que necesita un “país cansado”.

Esos comentaristas se niegan a reconocer lo evidente: el sondeo exhibe fallas graves en cuanto a las técnicas de consulta utilizadas lo que, a primera vista, invita a ser prudentes sobre los guarismos que produjo Invamer en esa encuesta.

Fuera de las críticas que formulé a ese sondeo de opinión en mi artículo del 1 de diciembre (*) agregaré aquí dos críticas más a la visión que propone Invamer.

La consulta de Invamer fue hecha sobre un modelo desequilibrado. Según la ficha técnica, el 63,4% de los encuestados fueron escogidos entre los estratos socioeconómicos más necesitados (1,2 y 3). Únicamente el 6,7% de los estratos más pudientes fueron encuestados. Otro desequilibrio aparece en el tema del nivel académico o de estudios de los consultados. La mayoría de las respuestas vinieron del grupo “primaria y secundaria” (61.6%) mientras que únicamente el 37,7% de los encuestados son “técnicos y profesionales”.

Otro desequilibrio ocurrió en el rubro “edad”: el grupo más encuestado fue el de los 18 a los 44 años (56,3%), mientras que el sector de 45 a 58 y más años fue menos consultado (43,6%).

En el rubro de tendencias políticas ocurrió que la mayor parte de los consultados resultó ser, oh sorpresa, de derecha (37.7%) mientras que el 24% se dijo de izquierda, lo que genera una pregunta: ¿por qué la derecha le dijo a Invamer que su candidato preferido es el marxista Iván Cepeda? ¿No hay allí una actitud discordante o por lo menos un desorden lógico?

Otra curiosidad es que el concepto de “centro” es tomado por Invamer como una categoría estática, como lo pueden ser las categorías “izquierda” y “derecha”. En muchos casos el “centrista” se caracteriza por la alta variabilidad de sus opiniones y de sus escogencias políticas, por su propensión a dudar y vacilar entre esas dos corrientes al momento de votar. Invamer ha debido indagar cuántos del sector “centro” podrían votar eventualmente por un candidato de derecha y cuántos podrían votar por un candidato de izquierda, en las circunstancias actuales de Colombia. Invamer no trabajó al respecto.

Para resumir, Invamer escogió para su encuesta mayorías que hacen parte de los sectores menos favorecidos socialmente, y mostró preferencia en su análisis por los más jóvenes y los menos diplomados a sabiendas de que los más adultos y los adultos confirmados, y con más actividades técnicas y profesionales, configuran los grupos sociales que suelen acumular más cantidad de experiencias preciosas, positivas y negativas, en el terreno político-electoral.

Al escoger ese tipo de universos consultables Invamer no podía dudar de la coloración de las respuestas. Los sondeos de opinión deben por eso, en todas las latitudes, ser examinados con circunspección, no como si fueran profecías. No digo que hay encuestadoras que preparan sus investigaciones según el perfil de quien las paga. Digo que sin rigor técnico una encuesta puede crear movimientos de opinión desastrosos.

(*).- Para leer mi artículo El sondeo “Colombia Opina #9”: análisis crítico ver:

Comparte esta entrada:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.

Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit, sed do eiusmod tempor incididunt ut labore et dolore
Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit, sed do eiusmod tempor incididunt ut labore et dolore