Los ciudadanos que salieron hoy jueves a respaldar al gobierno de Gustavo Petro, en varias ciudades capitales, fueron muy pocos. Los organizadores de las protestas, sin embargo, habían anunciado que “las masas populares” saldrían a arreglar, de una vez por todas, sus cuentas con el poder judicial, sobre todo con la Corte Suprema de Justicia y con la Fiscalía General. No fue así. Ninguna de esas dos instituciones cedió ante las exigencias de Gustavo Petro y de la calle. Por otra parte, en ningún lugar irrumpieron decenas de miles de protestantes, sino que éstos llegaron a reunir únicamente unos miles de activistas, y hasta menos, en varias ciudades.
En el centro de Bogotá, no fueron vistos más de dos mil. Bogotá tiene cerca de siete millones de habitantes. Los que escogieron la sede de la Corte Suprema de Justicia, para exigir que ésta eligiera un nuevo fiscal, fracasaron dos veces: el fiscal no fue elegido y los que se congregaron allí para hacer tal presión no fueron más de dos centenas. Otro puñado fue visto cerca del bunker de la Fiscalía en Bogotá. La manifestación que trataron de lanzar los petristas del Sena en Bogotá, contra la Fiscalía, fue aún menos concurrida. El mismo matutino El Espectador, admitió que los manifestantes en ese punto eran cerca de “200 personas”.
La radio La FM constató que las marchas comenzaron a las siete de la mañana, pero que éstas “no han tenido mucha afluencia”. Su explicación: las lluvias. La explicación real es que el descontento de la ciudadanía con el gobierno de Petro es altísimo. En otras ocasiones la lluvia no ha obstaculizado las movilizaciones en defensa de reivindicaciones populares. Las de hoy, ordenadas por el presidente Gustavo Petro para que lo defiendan de un “golpe de Estado” imaginario, no suscitaron entusiasmo general ni han tenido eco en la población.
Ello no quiere decir que las protestas, donde fueron vistas varias banderas de la organización terrorista M-19, hayan transcurrido pacíficamente. Un pelotón de la llamada “guardia indígena” intentó ingresar por la fuerza al Palacio de Justicia, pero no lo logró pues las fuerzas del orden se interpusieron.
Actos violentos hubo en Bogotá, sobre todo. Damián Landínez, un reportero de Blu Radio que cubría protestas, fue agredido en la plaza de Bolívar por energúmenos y tuvo que abandonar el lugar. Según la revista Semana, al hacer un informe en directo desde esa plaza, Landínez fue insultado y agredido verbalmente. “Fuera paraco”, le gritaron los petristas. Estos no querían que él describiera con objetividad la pírrica manifestación.
Los disturbios más graves fueron ocasionados por los exaltados que se agolparon frente a la Corte Suprema con el objetivo de atacar a la Policía y bloquear las entradas del Palacio de Justicia. Ante eso, el alcalde mayor de Bogotá, Carlos Fernando Galán, advirtió que haría uso de la fuerza si subsistía ese bloqueo: “Privilegiamos el diálogo, pero el Estado nunca renuncia”, dijo antes de agregar: “Hay una institucionalidad que se debe respetar”.
Por su parte, Jaime Arrubla, expresidente de la Corte Suprema de Justicia, no vaciló en calificar la operación de los exaltados como un “secuestro colectivo” y un “acto vandálico contra la libertad de los magistrados”, e ironizó al pedirle a Gustavo Petro que utilice “su experiencia en tomas de palacios” para superar esa situación que podría complicarse si el despeje tarda. Arrubla fue incluso más severo y destacó la responsabilidad que tiene el actual ocupante de la Casa de Nariño por tales desórdenes, al afirmar: “No se puede presionar de esta manera a la Corte para que elija un fiscal. Estamos viviendo un precedente nunca visto. Entonces, si las cosas no salen como yo quiero, mando al pueblo [a] presionar. Eso sí es antidemocracia”. La prensa bogotana indicó entonces que la Policía decidió, a eso de las 4 de la tarde, evacuar en helicóptero a varios magistrados, antes de iniciar la “operación de desbloqueo en la Corte”.
Dicha operación fue un éxito y el asedio contra el Palacio de Justicia duró solo cuatro horas. Los magistrados pudieron salir finalmente en sus automóviles ya que la policía antimotines (Esmad) logró despejar las calles y plazas del centro de la capital –mediante el uso de bombas aturdidoras y gases lacrimógenos–, afectadas por los petristas.
Los medios también informaron que, en Bogotá, una funcionaria de la Corte Suprema de Justicia había sido herida horas atrás por individuos apostados frente al Palacio de Justicia, y que el pretexto de los agresores había sido la decisión de la Corte Suprema de aplazar la elección del nuevo fiscal general de la Nación. Javier Sarmiento, el procurador delegado para los derechos humanos, confirmó la realidad de tal ataque. Al momento de redactar esta nota no se conocía pronunciamiento alguno de Gustavo Petro sobre los graves desmanes.
El expresidente liberal César Gaviria fustigó enérgicamente, por su parte, en una declaración escrita, la conducta de Gustavo Petro. Uno de los párrafos dice: “Los actos en que está incurriendo el gobierno del presidente Petro se tratan de actos ilegales inconstitucionales (sic). El presidente Petro está actuando con actos violatorios de la Constitución. No solo se salió del Estado de Derecho sino que estaría incurriendo en actos criminales”. Y remató así: “Lo que estamos viendo más allá de un comportamiento dictatorial raya en lo criminal y como tal deben ser juzgados. El presidente no se está comportando como una persona cuerda, abogamos por su capacidad. mental para gobernar a Colombia”.
El diario El Heraldo, dijo en un titular: “Decenas de personas marchan en Barranquilla para respaldar gobierno Petro”. Indicó que la manifestación pacífica llegó a las afueras del edificio Manzur, donde funciona una sede de la Fiscalía General de la Nación y que no se habían registrado alteraciones de orden público. En Cali la manifestación pro-Petro solo atrajo a unas 6 mil personas las cuales se agruparon en la Glorieta del Ferrocarril, al norte de la ciudad. Hacia el mediodía, el diario El País, escribió: “Cientos de personas se concentran frente a la Fiscalía”. Una hora después detalló: “A la Plazoleta de San Francisco ya llegó la marcha desarrollada por los estudiantes del Sena, aunque, según confirmó El País con presencia en el lugar, la plaza no llegó a llenarse”. También fueron exiguas las manifestaciones en Pereira, Cúcuta, Bucaramanga, Ibagué, Montería y Popayán donde únicamente cientos de enseñantes respondieron al llamado del gobierno y a los sindicatos CUT, Fecode y una rama de la CGT.
En Medellín la manifestación corta en efectivos y organizada por el sindicato Asonal Judicial en nombre de la “defensa de la democracia y del Estado Social de Derecho”, atropelló el Estado de derecho: grupos de exaltados bloquearon varias calles cerca del Palacio de Justicia José Félix de Restrepo y del Parque de Las Luces. La enérgica intervención del alcalde, Federico Gutiérrez, logró rápidamente, con ayuda de la Policía, levantar los bloqueos de vías como en la Autopista Norte. “Siempre respetaremos la manifestación pacífica. Lo que no permitiremos es la violencia ni las vías de hecho que afectan y ponen en riesgo a nuestros ciudadanos”, declaró Gutiérrez.
El triste panorama de esta jornada de marchas contra el poder judicial y en favor de Gustavo Petro, revelador de la crisis de ese gobierno, no debe consolar a nadie, en realidad. La crisis en que se hunde el régimen petrista podría tomar formas más insidiosas y más peligrosas para tratar de seguir en el poder en momentos en que el país le dice que no soporta un día más tanto cinismo y destrucción económica, jurídica y social.