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El costo diplomático de convertir un arresto en bandera política

Procedimiento legal aplicado por Israel a dos ciudadanas colombianas ha sido interpretado en el país como un secuestro. Sin embargo, especialistas advierten que el mayor peligro no radica en Tel Aviv, sino en Bogotá: convertir un caso administrativo en un símbolo político puede deteriorar las relaciones internacionales y poner a Colombia en un terreno diplomático adverso.

Valledupar, 3 de octubre de 2025.- La participación de las colombianas Manuela Bedoya y Luna Barreto en la flotilla Global Sumud, que buscaba romper el bloqueo marítimo a Gaza, terminó en arresto por parte de la Marina israelí. El episodio ha generado una oleada de reacciones en Colombia, donde distintos sectores políticos han intentado presentar la situación como un “secuestro”.

El jurista colombiano Martín Eduardo Botero sostiene que esta narrativa distorsiona lo ocurrido. “Bajo el derecho israelí el procedimiento es claro: si aceptan voluntariamente salir del país, serán expulsadas en cuestión de horas. Si se niegan, deberán comparecer ante un tribunal que decretará la expulsión”, explicó, subrayando que se trata de una medida administrativa de seguridad, no de una privación arbitraria de la libertad.

Botero advierte que el verdadero riesgo no está en Israel, sino en la utilización política del caso en Colombia. “Se ha intentado convertir la detención en un símbolo, en una bandera para un gobierno que, aislado y sin rumbo, busca cualquier excusa para romper tratados y expulsar diplomáticos. El problema es que estas gesticulaciones no ayudan a las jóvenes ni mejoran su situación legal: la empeoran”, señaló.

El analista también cuestiona la eficacia de la protesta marítima. “La flotilla fue presentada como un acto de solidaridad, pero se revela inútil: no cambia la situación en Gaza, no debilita a Israel, y termina poniendo a los activistas en un terreno donde la única salida es la expulsión”, indicó.

https://x.com/boteroitaly/status/1973714948950757561?t=phlnJOI81lMKPhy4mpvcEw&s=19

Desde su perspectiva, lo más conveniente para las ciudadanas es acogerse a la salida expedita prevista en la legislación israelí. “Para las dos colombianas, la opción más rápida y segura es aceptar esa expulsión voluntaria el lunes y regresar al país”, afirmó.

Más allá del trámite legal, Botero centra su preocupación en la narrativa interna. “Lo increíble no es la reacción de Israel —previsible, incluso anunciada—, sino la narrativa en Colombia: un presidente que grita ‘crimen internacional’ mientras calla frente a los crímenes domésticos; una clase política que convierte a dos ciudadanas en símbolos de su propia agenda ideológica; y una opinión pública que no alcanza a ver que el único resultado de esta aventura será un nuevo deterioro en la diplomacia colombiana”, concluyó.

En este contexto, la discusión se traslada del terreno jurídico al político. La detención de Bedoya y Barreto no cambia la situación en Gaza, pero sí expone las tensiones de la política exterior colombiana y los riesgos de convertir un caso de trámite administrativo en un pulso diplomático de alto costo.

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