Desde la época de la Colonia y la vida Republicana ha existido la figura del Campesino, iniciando por el Aborigen habitante de nuestras tierras pasando a las Encomiendas hasta hoy el término ha degenerado a perder su esencia, llegando a entenderse peyorativamente a aquellas personas que viven de lo que en el campo se produce que escasamente abastece la economía familiar de mera subsistencia. La descripción contenida más acertada recoge elementos que es menester tener en la cuenta en la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Campesinos, “se entiende por campesino toda persona que se dedique o pretenda dedicarse, ya sea de manera individual o en asociación con otras o como comunidad, a la producción agrícola en pequeña escala para subsistir o comerciar y que para ello recurra en gran medida, aunque no necesariamente en exclusiva, a la mano de obra de los miembros de su familia o su hogar y a otras formas no monetarias de organización del trabajo, y que tenga un vínculo especial de dependencia y apego a la tierra”.
Entre nosotros ha hecho carrera la descripción del Campesino como las personas que hacen producir el campo con la utilización de sus propios medios o su familia para generar su sustento de la tierra, con la posibilidad de generar excedentes que se dedican a la comercialización, es así como nuestros campesinos están enmarcados en la economía de mera subsistencia, condenados a no avanzar ni progresar en medio del abandono que sobre ellos ha recaído de parte del Estado por diferentes razones hasta ahora que se tiene como eje central de todas las políticas de este gobierno al hombre como sujeto activo del Desarrollo Rural.
Se hace necesario dejar de lado la denominación de Campesinos, migrar a Empresarios del Campo dentro de las políticas de Desarrollo Rural. Si entendemos como Empresarios “aquella persona que se encarga de la dirección y gestión de una compañía, negocio o industria y que tiene como finalidad la obtención de beneficios económicos.”, sin abandonar la esencia que define la actividad del campesino del trabajo de la tierra sea él directamente, con su familia o bajo cualquier forma de asociativa con un ánimo de lucro que debe estar inmerso en dichos quehaceres más allá de la búsqueda de los ingresos básicos para su subsistencia familiar adicional a la venta de excedentes después el consumo familiar. La tierra es en gran medida el insumo básico de su empresa productiva.
Para hacer este tránsito de definición se debe poner a funcionar en dinámica acelerada la Institucionalidad agropecuaria del Estado para que no sea un cambio meramente semántico sino que toque el fondo de las actividades que uno y otro desempeñan en el ejercicio del diario vivir de los nuevos empresarios.
La Institucionalidad Pública y el Sector Privado deben aunar los esfuerzos en el empeño de la creación y fomento de los Empresarios del Campo personas Capaces de Aprender, Digerir, Interpretar, Aplicar y Difundir las nuevas tecnologías que se vienen desarrollando para que el sector Rural logre un verdadero Desarrollo, capaces de crear empresas productivas sean estas agropecuarias o no agropecuarios productivas que lleven un cambio en la forma de vida de la población rural, es necesario que se haga toda actividad al respecto de manera consciente, no es posible hoy seguir pensando en el campesino de Abarcas, Hacha y Machete que no sea capaz de producir más allá de lo necesario para subsistir él y su familia, debemos dar el gran salto formando la población, juventud rural con un enfoque empresarial que empuje los cambios económicos para que florezca y sea atractivo optar por la empresa rural como un medio de subsistencia más allá de lo meramente digno, vivir del y en Sector Rural sea una opción y no una obligación de vida.
Llevar educación de calidad a los sectores rurales con un enfoque rural agropecuario que permita a la juventud abandonar el analfabetismo y obtener grado de bachiller con doble titulación en temas rurales, ganaderos, agrícolas o agroindustrial, capaces de ejecutar operaciones de extensionistas agrícolas, con suficiente formación para planear y ejecutar empresas rurales conducente al éxito económico que redunde en beneficio propio y de su comunidad.
Si lo que buscamos es generar un cambio en el Sector Rural debemos comenzar por variar la concepción y dinámica del otrora concepto de Campesino para desarrollar realmente Empresarios del Campo y Emprendedores Rurales en actividades Agropecuarias o No Agropecuarias, para ello es necesario la participación de la sociedad de manera mancomunada con la Institucionalidad Agropecuaria.