Una página nueva para Colombia se escribe, pero no solo ayer; muchos en este país olvidadizo, desconocen desde cuando se escribieron las primeras letras firmes, con derrotero definido de los últimos sucesos políticos. Ayer en este mayo de 2022 emergió oficialmente, con seguridad frente a los escépticos, la figura del santandereano raizal, la cual estaba allí, a través de un movimiento con logística sui generis, sin gastos extravagantes, sin plazas públicas llenas con personas transportadas desde otros sitios, la parafernalia plástica fácil de descubrir dentro del teatro del absurdo en que se sumergió este país hace décadas. La austeridad del Ingeniero, el viejo, fue el contraste frente a los aspavientos reconocidos, de circo, pan y odio de su contrincante final, sin los medios de comunicación reconocidos al servicio del establecimiento o de la izquierda radical. Advierto, no soy politóloga, solo transcribo a partir de la experiencia, de escuchar a los conductores de taxi, los vendedores en las plazas, los estudiantes de posgrados, a vecinos, a gentes del común, a creyentes de diferentes denominaciones, porque escuchar es gratis, dice Rodolfo Hernández.
Existe el deber de pensar con pulso y sin prisa, analizar e introyectar la realidad mesuradamente, para concluir que en el debate político de este año confluyen varias circunstancias que dinámicamente empujaron lo que venía sucediendo y finalmente se visibilizó en el fenómeno RH+. Un porcentaje definido de personas, en verdadera actitud contestataria pacífica, muchos calladamente, para evitar el ataque de dos o tres sectores, repitieron el fenómeno sucedido en Bucaramanga cuando fue elegido como alcalde Rodolfo Hernández, muy similar al ocurrido en el Cauca con el indígena de Silvia, el guambiano Floro Tunubala hace un poco más de veinte años. Floro se eclipsó, Rodolfo de meteorito, saltó a estrella mayor, porque logró ejecutorias, como el milagro de sanear la deuda de Bucaramanga y la continuidad de los rotos fiscales a través de la contratación pública. Imperdonable para una casta política.
Desde anoche ya se volvió a visibilizar y comparar la calidad de intervenciones, que reflejan la calidad humana de cada uno de los candidatos finales a la primera magistratura del Estado. Primero el Ingeniero Rodolfo, sin comité como escoltas, sereno desde la cocina de su hogar, sin adornos retóricos, concreto, que lo vuelve a definir como quien ha sido, sin pasados sórdidos, sin haber empuñado armas reales contra el pueblo colombiano, sin hacer parte de un grupo que legó historia siniestra, secuestros, asesinatos, el culmen sin duda, la toma del Palacio de Justicia, para beneficio del narcotráfico, en la práctica el arrasamiento de una ciudad, Bogotá que había sido botín de los Moreno Rojas, la misma urbe que goza de pésima memoria, donde se repartieron contratos hasta para los “movilizadores de tráfico”, pasando por la compra de carros de la basura, adquiridos al “imperio”, sin fin; las gentes del Bronx por varias semanas atrincheradas en la Plaza de Bolívar, alimentadas y además surtidas de marihuana desde los balcones del Palacio Lievano, en “apoyo” al exguerrillero y tantas ejecutorias de esta persona que no puede ocultar jamás de su pasado escabroso, pero sus seguidores son ciegos pero no mudos, son zombis parlantes.
El discurso trasnochado que desde hace doce años viene expresando Petro en su ambición de ser presidente de la República, constituye el abono cien por ciento de odio, venganza y envidia, entre sus adeptos, que actúan como integrantes de una secta fanática, que repite textos fuera de contextos, vuelve y se repite, sin creatividad, porque ha desarrollado una cartillita, predecible para quienes se apostan en orillas diferentes. El desespero debe ser tremendo, porque se quedó sin el noventa y cinco por ciento de las razones de su narrativa o discursiva, el monotemático alrededor de Uribe Vélez, porque el santandereano no fue el alfil de este. Pero desde el mismo momento de los resultados, ya se vislumbra que el ataque desde sus trincheras se encarnizará, con la tea encendida (los pirómanos siempre llevan las llamas en los bolsillos, donde andan escondidas las manos) y se azuza más la fogata de calumnias.
Veamos como es la realidad y pensemos en ello. Solo un proceso contra Rodolfo Hernández ha tenido algún eco, pero en virtud de la manipulación y desconocimiento de lo acontecido en torno a un contrato que jamás se suscribió, donde el protagonista al parecer fue un hijo imprudente, como suele ocurrir en muchas familias. Quienes realmente conocen el catálogo de delitos contra la administración pública, no solo teóricamente y además, tienen certeza sobre lo que constituye el proceso de contratación estatal, con toda su letra menuda, pueden medianamente vislumbrar la realidad, aun cuando no se conozca el expediente penal, pero sin posar de magistrados de la Corte Penal Internacional de la Haya, como todos esos replicadores de argumentos y desconocedores de lo profundo de la disciplina del Derecho Penal, dicen y desdicen, donde el “opinólogo” induce al error como ocurre en este país. Acá, en Colombia, esa que es Macondo, además, se reclama la presunción de inocencia como principio universal y constitucional, para los peones de la izquierda radical, juego sucio en el que caen algunos de la derecha dormida, por carencia de información racional, manipulados por las redes sociales, por ese “conocimiento empírico” calificado como tal por un joven académico, peligroso por cierto, al destruir la reputación de una persona sin ningún recato, en este caso la de Rodolfo, ya en el centro del ojo de huracán, como señalé la semana anterior. Basta con mirar en contrario, el prontuario de Petro con número muy alto de procesos judiciales y administrativos que, por gracia y obra de acuerdos mal hechos, o por algunas decisiones sesgadas no han llegado al término final que, en justicia de los hombres se reclama y vuelvo a insistir, de donde el joven sin oficio definido en Zipaquira, después de guerrillero empleado público, sin herencias, sin una tienda de esquina, obvio sin ningún emprendimiento, ha logrado los bienes inmuebles que posee, además del uso de prendas de marcas costosas y el mantenimiento de hijos incluso en el exterior. Que nos informe.
Importante recabar, la organización de la campaña de Rodolfo Hernández, es totalmente atípica. La gerente es su esposa de cincuenta años, Socorro Oliveros de Hernández, la misma que ha gerenciado la empresa que les ha propiciado holgura económica, a través del trabajo planificado, pero alejada la pareja de todo arribismo y exhibicionismo propio de la cultura del narcotráfico y subculturas satélites. Se rodeó Socorro de gente joven, convencida del proyecto político, especialmente de 15 comunicadores, sin bodegas twitteras atiborradas de francotiradores inescrupulosos. Toda esa logística popular sin patrocinios, nace espontáneamente motivada por el proyecto de cambio político, porque no han repartido, ni repartirán camisetas, por ejemplo, porque cada persona sumada a grupos pequeños decide adquirirlas en cualquier almacén y estamparlas, solo esto, lo más visible, como muestra mínima de lo que sucede al interior del minúsculo grupo de la campaña. No han existido alianzas, no se ha formado algún entramado que obligue después al candidato a repartir contratos o endosar la chequera del gasto público, como dicen, no hay alianzas con el diablo, no ha empeñado su alma.
¡La misoginia, válgame pues ese señalamiento! Si así fuera, el ingeniero, no se honraría de la presencia de su anciana y lúcida progenitora doña Cecilia Suárez de Hernández, trabajadora de trapiche en Piedecuesta, manejó camión en sus años mozos para sacar la caña, esa misma que sin censura expresa: “Le toca hacer caso porque si no, yo le ando duro”, refiriéndose al candidato. De Socorro Hernández, la lógica indica que, si fuera misógino, no sería ni la gerente de su empresa constructora inmobiliaria, menos le hubiera encomendado la gerencia de la campaña, ella ilustra la costumbre del santandereano de reconocer las virtudes de su cónyuge en público, a terceras personas, pero no de manera privada a ellas. Hay que comprender las costumbres de cada región, situación que gracias a mi trabajo pude hacerlo, al vivir no solo en mis bravas tierras de Santander, también en Antioquia de mis entrañas, en la Cartagena del Caribe que enamora, en Nariño y Cauca que sorprenden gratamente, pasando finalmente por Bogotá, ciudad de contrastes muchas veces inexplicables, quizá por volumen de habitantes, que dejó de ser la “Atenas de Suramericana”. Adicionalmente, debe acudirse a las entrevistas completas, escuchar y entender dentro de todo el contexto, mirar la historia real, porque Socorro de Hernández, por su propia decisión, permaneció alejada de su rol como primera dama de Bucaramanga, a fin de no enrarecer o entorpecer la labor casi que de superhéroe de Rodolfo, evitar eso que él señala, la red de personas alrededor de la cónyuge, escoltas, vehículos, etc, estorbando, como ha sucedido con muchas primeras damas regionales con ambiciones de poder a lo largo y ancho del país. Finalizo este acápite indicando que la fórmula vicepresidencial, gracias a la Divina Providencia, es una profesional integral, no un remedo, pues Marelen Castillo, es doctorada de verdad, mujer con la prudencia propia de quien trasiega por la academia, dama de origen vallecaucano, a quien no pueden señalar y de hecho anoche afirmó: “ganó Colombia”. Obvio los carroñeros estarán buscando algo, la cercanía con alguien, la fotografía, el pariente, porque en esto último los delitos de sangre existen en esta patria a diferencia de otras latitudes, merced al odio y venganzas, que son la impronta irrefutable de algunos, pero no de todos los connacionales. Surge obligatoriamente la pregunta: ¿Cuál misoginia, sufre o padece Rodolfo Hernández?
Petro no hace los cálculos reales o los hace mal. Indicó que superó lo ocurrido en la primera vuelta de la contienda electoral anterior. Por favor, siempre llama a engaños!. El señor de las bolsas al final, en la segunda vuelta de 2018 obtuvo 8.040.449, por todos los movimientos de la izquierda, lo que oficializó con miras al debate actual, con el nombre de Pacto Histórico. Pero en esta oportunidad, no se le unió Robledo, que permaneció fiel a su palabra apoyando a Fajardo, logrando sumar solo 480.292 sufragios. Son operaciones matemáticas sencillas. “El cambio en primera” no les funcionó y casi parecían plañideras él y su comitiva ayer en el fastuoso escenario, porque ese cambio iba en segunda, según el vocabulario de los conductores de vehículos en esa escalada hacía el Palacio de Nariño. En contraste, sin maquinarias, sin las estructuras de costumbres políticas, el Ingeniero, el viejo, Rodolfo avanzó con casi 6.000.000 votos genuinos, en campaña que oficializó desde diciembre de 2021, por lo cual es objeto de más cizaña, ataques viscerales, calumnias, mentiras, es decir todo lo que lastimosamente ha hecho carrera en las costumbres colombianas. Así las cosas, campaña de doce años con inversiones de dinero inmensas conocidas y las que no se reportan, frente a otra de un poco más de seis meses, con austeridad, sin duda al analizar los guarismos, dan cuenta de la estruendosa derrota para uno y victoria a consolidar con trabajo aún mayor, sin restarle la espontaneidad.