El Talento Humano en Salud (THS) en Colombia, todo ese ejército de profesionales, técnicos, auxiliares y personal administrativo que en este pais atienden y desarrollan las labores de apoyo para atender a las personas que acuden en búsqueda de solución a sus problemas de salud, definitivamente no pasa por su mejor momento. Dos hechos relevantes dados a conocer en días pasados de fuentes oficiales así lo demuestran y ponen en evidencia que este valioso recurso humano en Colombia no está recibiendo el trato ni el reconocimiento que merece.
De acuerdo con lo informado por el Ministerio de Salud y Protección Social la semana anterior, los trabajadores de la salud en Colombia han sido víctimas de 242 agresiones en lo corrido del año 2020, 63% más frente al mismo periodo de la vigencia anterior cuando se presentaron 148 incidentes e infracciones. Por ello el jefe de la Oficina de Gestión Territorial, Emergencias y Desastres de dicha cartera, Luis Fernando Correa Serna, informó que la cifra de agresiones del 2020 es la más alta registrada en los últimos 20 años, agregando que el 38% de los casos de agresión a trabajadores de la salud se dio en un contexto de relación con la pandemia por Covid-19.
El reporte además plantea que en el presente año los grupos armados ilegales aumentaron las acciones de todo tipo en contra de la Misión Médica; entre esas, se incluyen amenazas, lesiones personales, obstaculización de atención de heridos y/o enfermos, y discriminación hacen parte de los hechos violentos que principalmente afectan a médicos, enfermeras, técnicos de atención prehospitalaria, conductores de ambulancia, entre otros, en Colombia.
Para completar el cuadro de dificultades al que hoy se enfrenta el THS en todo el país, el Instituto Nacional de Salud en su último boletín conocido sobre el número de afectados del recurso humano de salud por la pandemia en el país, reporta que ya son 16.164 casos confirmados de Covid-19 dentro del personal de salud (médicos generales y especialistas, enfermeras jefes y auxiliares de enfermería, odontólogos, auxiliares de odontología, auxiliares de laboratorio, fisioterapeutas, técnicos de farmacia, personal administrativa, técnicos de mantenimientos, personal de aseo y alimentación), y de los cuales 93 han fallecido. Sin embargo, otro conteo que al respecto adelanta el movimiento Dignidad Médica asegura que los miembros del THS fallecidos durante esta pandemia en Colombia hasta ahora son ya más de 150, mientras que el Colegio Médico Colombiano indica que son más de 100.
Vale la pena mencionar aquí, toda vez que no es un dato menor, que el mismo Instituto Nacional de Salud indica, por último, que en el registro del Sistema Nacional de Vigilancia en Salud Pública (SIVIGILA), al momento del último reporte de número de afectados del recurso humano de salud por la pandemia en el país, se estaban estudiando 5.018 casos para aclarar su profesión y fuente de infección, por lo que el número total de casos de contagio de THS puede ser aún mayor al informado.
Como se puede observar, ya con solo esos dos hechos, las agresiones de todo tipo y el altísimo costo en salud y vidas por la pandemia, Colombia hoy no es el mejor teatro de operaciones para el THS. Sin embargo, hay otras circunstancias y amenazas reales que están afectando a este recurso y que hace más agobiante su situación. Temas como la falta de garantías laborales y por lo tanto de seguridad social en muchos de ellos, un esquema de contratación totalmente inconveniente que pauperiza la vida de este recurso humano, los despidos sin causa justificada en plena pandemia, las dificultades para el reconocimiento y pago de la bonificación prometida por el gobierno por la atención de pacientes con Covid-19, así como la amenaza del proyecto de ley 010 que galopa aceleradamente en el Congreso en busca de su aprobación y que en vez de revindicar al THS le hace más precaria su condición laboral y aleja el derecho a la salud de los colombianos, son suficientes hechos que generan suficiente preocupación y agonía a este recurso humano que se dedica a atender y salvar las vidas de los colombianos.
Al talento humano en salud en Colombia se le debe todo el respeto y el reconocimiento, a dicho recurso toda la solidaridad por parte de los colombianos. No puede ser posible que al THS se le convierta en víctima y mártir, cuando solo hace unas semanas lo considerábamos héroe. No se puede permitir que un recurso que se preparó para servir a cada habitante de este país y que lo ha venido cumpliendo, Colombia, el país al que le viene sirviendo, atendiendo y salvando las vidas de quienes buscan solución a sus problemas de salud, se le convierta en el peor de los mundos para vivir y trabajar.