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“El tormento tuyo soy yo”: Uribe a Gustavo Petro. Por: Silverio Jose Herrera Caraballo

Según el presidente Gustavo Petro, parece ser, que no hay problema en el país que no tenga la sombra del uribismo detrás. Cualquier obstáculo, cualquier fallo de su administración, cualquier crisis, por más evidente que sea su responsabilidad, es interpretada por el mandatario como una conspiración liderada por su eterno enemigo político. Es un guion repetitivo, una excusa gastada que lo exime de gobernar y le permite seguir anclado en la retórica de campaña, donde es más fácil señalar culpables que asumir responsabilidades.

El caso más reciente tiene que ver con el embargo de cuentas estatales por la millonaria deuda que el Ministerio de Minas acumuló con EPM, en particular con Centrales Eléctricas de Norte de Santander (CENS). En lugar de aceptar la negligencia de su gobierno y la falta de pagos, Petro reaccionó diciendo que “el uribismo está bombardeando su gobierno”. Es decir, en vez de resolver la crisis energética que su propia inacción ha generado, prefiere desviar la atención y alimentar la narrativa de persecución política.

Esta no es la primera vez que Petro utiliza a Álvaro Uribe como un chivo expiatorio. Lo ha hecho con la inseguridad, con las reformas fallidas, con la crisis económica y hasta con sus escándalos de corrupción. Cuando se destapó el caso de los dineros irregulares en su campaña, cuando la Fiscalía reveló que la UNGRD había montado un entramado corrupto para saquear millones de pesos con contratos inflados, Petro no asumió ninguna responsabilidad: el problema, según él, era una “persecución del uribismo”.

Pero lo verdaderamente preocupante no es solo su manía de culpar a terceros, sino su total incapacidad de gobernar. Mientras el país atraviesa dificultades económicas, inseguridad creciente y una crisis en el sector energético, el presidente parece más interesado en tuitear y alimentar la polarización que en dirigir los destinos de Colombia. La pregunta es: ¿cuándo piensa Petro soltar el teléfono y empezar a hacer algo bien?

La excusa del uribismo ya no da más. Es hora de que el presidente asuma que la falta de gestión es suya, que la ineficiencia de sus ministros es suya, que la incapacidad de sacar adelante proyectos viables es suya. Queda escasos diez y seis meses de mandato y el balance, hasta ahora, es de promesas incumplidas, burocracia ineficiente y un país sin rumbo claro.

Señor Petro, el presidente es usted. Uribe ya no está en el poder, no gobierna, no toma decisiones en su administración. Si su mayor logro en el mandato es repetir una y otra vez que su predecesor es su tormento, el verdadero problema es usted. Gobierne, asuma sus errores y, por una vez, haga algo bien por el país que juró dirigir.

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