
La acusación contra Miguel Uribe Londoño ya no es una simple denuncia periodística. Es un caso documentado, con pruebas irrefutables que revelan una operación de manipulación política sin precedentes. El precandidato del Centro Democrático ha gastado casi 800 millones de pesos en publicidad digital en los últimos 90 días, según el informe oficial de la Biblioteca de Anuncios de Meta.
Valledupar, 18 de noviembre de 2025. En un escenario político ya de por sí volátil, una nueva bomba ha estallado en el seno del Centro Democrático, y su autor parece ser uno de sus propios precandidatos: Miguel Uribe Londoño. Según evidencias recopiladas y difundidas públicamente, incluyendo archivos y declaraciones en medios como W Radio, Uribe Londoño habría invertido más de 700 millones de pesos en las últimas semanas en encuestas pagadas, diseñadas para mostrarlo favorablemente frente a sus competidores internos.
La pregunta que surge, con una contundencia que no puede ignorarse, es esta: ¿qué busca realmente Miguel Uribe Londoño? ¿Es una estrategia de campaña o un acto de sabotaje contra su propio partido, como lo mencionó recientemente María Fernanda Cabal?

La Prueba: Dinero, Encuestas y Declaraciones
La acusación contra Miguel Uribe Londoño ya no se basa únicamente en rumores o declaraciones de medios. Ahora, existe una prueba digital irrefutable, proveniente de la plataforma que él mismo utilizó para financiar su campaña: Meta (Facebook e Instagram).
Las pruebas son claras. Un enlace público contiene documentos y archivos que rastrean los pagos realizados por Uribe Londoño a firmas de opinión pública. Estas encuestas, lejos de ser ejercicios académicos o de medición objetiva, fueron diseñadas y ejecutadas con un propósito claro, posicionarlo como el candidato más fuerte dentro del partido, incluso cuando los datos reales de intención de voto podrían sugerir lo contrario.
Pero la revelación más explosiva proviene de las ondas de W Radio. En un segmento donde se discute la veracidad de estas encuestas, periodistas reconocidos señalan sin ambigüedades: «El causante de la encuesta paga fue Miguel Uribe Londoño. Él la pagó para que saliera favorable para él».
Esto no es especulación. Es una acusación directa, respaldada por documentos financieros y por el testimonio de quienes están en el epicentro de la información política nacional.
Incluso un trino muy curioso, publicado recientemente por Claudia López que no es de los afectos del partido Centro Democrático y mucho menos de la precandidata María Fernanda Cabal, dijo: “Al menos esta “encuesta” del Centro Nacional de Consultoría reconoce @WRadioColombia que la pagó la campaña de Miguel Uribe Londoño, que tiene por objetivo autoinflarse y desaparecer a la Cabal”.
https://twitter.com/ClaudiaLopez/status/1990815122822934810?s=20
¿Implosionar el Partido? El cálculo frío de Uribe Londoño
La estrategia de Uribe Londoño es tan audaz como peligrosa. Al inundar el espacio público con encuestas sesgadas, está creando una falsa percepción de fuerza interna. Esto tiene dos efectos inmediatos:
¿Quién se beneficia realmente?
Aquí es donde la estrategia de Uribe Londoño se vuelve aún más inquietante. ¿Realmente se beneficia? La respuesta podría ser sorprendente: no necesariamente.
Si el Centro Democrático se fragmenta, si sus votantes se desencantan y si su imagen se deteriora por el escándalo de las encuestas pagadas, el verdadero beneficiario podría ser el candidato de la izquierda.
Imaginemos el escenario: un partido de derecha dividido, con una imagen dañada por la corrupción percibida (aunque sea solo de encuestas), y con una base electoral desmotivada. Esto abre la puerta de par en par para candidatos de la izquierda, que pueden presentarse como la alternativa «honesta» y «unida». La polarización que el Centro Democrático ha intentado mantener se desvanece, y el electorado busca nuevas opciones.
¿Tiene que ver Pinzón?
La mención del nombre de Pinzón en su consulta no es casual. Aunque no hay pruebas directas que vinculen al candidato Pinzón con las encuestas de Uribe Londoño, la pregunta subyacente es válida: ¿es posible que Uribe Londoño esté actuando como un «caballo de Troya» para debilitar al Centro Democrático y abrirle paso a Pinzón o a otro candidato de la izquierda?
Esta teoría, aunque especulativa, no carece de lógica. En la política colombiana, las alianzas ocultas y los juegos de poder detrás de cámaras son moneda corriente. Si Uribe Londoño sabe que no puede ganar una elección justa, ¿por qué no crear un caos que beneficie a un candidato que, aunque no sea su aliado, comparta su interés en ver caer al Centro Democrático?
Una estrategia autodestructiva con consecuencias nacionales
Miguel Uribe Londoño ha jugado una carta muy arriesgada. Gastar cerca de 800 millones de pesos en encuestas no es una inversión en su campaña; es una apuesta por la desestabilización. Y esa desestabilización no solo afecta a su partido, sino que podría tener consecuencias catastróficas para el panorama político nacional.
La pregunta final no es si Uribe Londoño quiere ganar. La pregunta es si está dispuesto a sacrificar a su propio partido y potencialmente a la derecha colombiana, en aras de un objetivo más oscuro, más estratégico, y quizás más egoísta.
El tiempo dirá si esta estrategia lo lleva a la victoria… o si simplemente lo convierte en el arquitecto de la derrota de todos.





